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Foto de Negocios creado por drobotdean – www.freepik.es

Mejor que lo admitamos desde el principio: escribir es difícil, y lo es siempre para todo el mundo, incluso para los escritores más dotados. Ahora bien, la tarea se complica todavía más si creemos que escribir bien implica hacer bien una sola cosa, cuando en realidad escribir bien requiere hacer varias cosas bien al mismo tiempo.

Las dificultades, materiales o psicológicas, con las que nos tropezamos cuando nos disponemos a escribir son diversas como por ejemplo hallar las ideas, ordenarlas, trasladarlas al papel, pensar en el lector, etc… Pero en la base de todas ellas, de todo bloqueo, está la manera en que se nos enseñó a escribir en la escuela y esto es, usando solo la mitad de nuestro cerebro.

Disponemos de dos hemisferios: el izquierdo es el lógico (yo crítico) y el derecho es el creativo (yo intuitivo). Hasta la fecha, el sistema educativo ha dado más valor al izquierdo, por tanto, tendemos a ser mucho más críticos a la hora de escribir haciendo que nuestro proceso creativo tenga muchos limitantes.

¿Cuántas veces has empezado a escribir y no has conseguido pasar de la primera página porque revisas cada frase hasta la saciedad? ¿O cuántas veces en plena lluvia de ideas te has censurado porque las ideas no te parecían coherentes, muy extremas o sin sentido? Esto se debe a que nos han enseñado a querer que el trabajo esté perfecto a la primera y eso dista totalmente de lo que implica un borrador que es la base de tu novela, cuento o historia. Como dijo Isabel Allende «Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate del proceso.»

Pero para escribir bien, necesitamos ambos cerebros: el creativo y el crítico. Ya que cuando escribimos utilizamos un sistema lógico (sintaxis, gramática, ortografía, etc.) y uno creativo que es el que nos ayuda a crear la historia, transmitir emociones e ideas. El inconveniente es que, aunque necesitemos ambas partes, éstas no pueden darse al mismo tiempo ya que se contradicen.

¿Cómo podemos evitar que tu parte crítica bloquee tu proceso creativo?

 

Escribir en dos tiempos

Cuando inicies tu sesión de escritura, céntrate en eso: escribir. Olvídate de las correcciones o si tiene sentido lo que estás escribiendo o si no has usado una palabra correcta para transmitir un detalle de tu personaje o escenario.

Dedica una primera parte a escribir rápido y a dejar fluir tus ideas. Cuando haya pasado un tiempo o hayas finalizado el capítulo o bloque durante tu tiempo de escritura, entonces, y solo entonces, vuelve atrás y corrige. De ese modo evitarás el bloqueo de tu parte creativa.

 

La noche, tu aliada

Durante la noche es cuando nuestro cerebro está más agotado y por lo tanto nuestra parte lógica está más aturdida. Utiliza ese momento del día para trabajar tus ideas. No lo hagas frente a un ordenador. Usa papel y bolígrafo para lanzar ideas y propuestas para tus historias. Incluso, para alejar más a tu parte lógica, usa el papel en horizontal. No tengas en cuenta ni la ortografía ni la buena letra, eso ya lo arreglarás al día siguiente cuando plasmes estas ideas en tu novela.

No comiences, ¡continúa!

Escribir es lanzarse, pero el síndrome del folio en blanco muchas veces bloquea nuestro proceso creativo porque sentimos la presión de crear una primera frase memorable. Tenemos miedo a un mal comienzo y para eso lo mejor es: no empezar el texto como un comienzo.

Dibuja en la página tres puntos suspensivos (…) y sigue escribiendo libremente, durante quince minutos, diariamente, rápido, no pares, la velocidad aturde al crítico que llevas dentro.

Técnica redacción rápida sucesiva.

El pedagogo Peter Elbox recomendaba la redacción rápida sucesiva que consiste en escribir tres veces rápidamente el texto en tres horas. Utiliza los primeros tres cuartos de cada hora sin pensar. Llena el cuaderno o páginas de tu historia. El último cuarto de hora dedícalo a reflexionar y corregir. Entonces, en la segunda hora, sigue el mismo procedimiento, pero aplicando las correcciones y el último cuarto de hora analiza y reflexiona sobre lo escrito. Tras la reflexión posterior al tercer borrador, ya estarás a punto para elaborar la cuarta redacción, que será la buena.

¿Tienes algún método para trabajar tu borrador? Compártelo en los comentarios

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